José Miguel Falcón (Ercros): ‘Como directivo he recibido lecciones de vida y trabajo de mis colaboradores’

J.A. DOMÈNECH
07/09/2016

Acaba de dejar su vida profesional. 40 años a sus espaldas. De momento, no parece añorar su tiempo en Ercros, compañía a la que ha estado siempre vinculado. José Miguel Falcón tiene ahora su energía concentrada en aprovechar el momento para dedicarlo a sus aficiones y a la familia. Falcón nos explica todo esto justo antes de grabar el vídeo que acompaña a esta entrevista. Y lo hace con las maneras, muy bien aprendidas, del directivo de una gran empresa química: le es difícil exteriorizar las emociones, como si las contuviera. La entrevista, creo, dará para que emerjan algunas.

Repite que lo profesional queda atrás, y que ya tiene interiorizada su nueva vida. “Soy una persona bastante inquieta. Me apasiona todo lo que está ligado al mundo científico, me gusta la montaña, y estar con la familia”. No parece, pues, que el dilatado tiempo de ocio que le espera vaya a ser un problema.

 

 

Licenciado en Química con estudios complementarios en Economía, Falcón ha estado profesionalmente ligado a la misma empresa, aunque a través de algunos vaivenes empresariales. “Empecé en Aiscondel, que posteriormente fue adquirida por Aragonesas y Repsol. Más adelante es Uralita la que se hizo propietaria de este entramado industrial. Y, desde 2005, Ercros aglutina todo el pasado que yo tengo en este sector”.

Inicia su carrera en Monzón, como responsable de planta. Más tarde marcha a Tarragona, ya como director de fábrica. Sigue como director de logística integral del grupo Aragonesas, finalizando su camino profesional como máximo ejecutivo de la división de plásticos en Ercros.

En su trabajo de gestión recuerda momentos muy difíciles, como el cierre de la planta principal de Monzón (2009). “Fue duro, pero comprensible. La situación era insostenible; y el cierre, inevitable”. Pero también otros muchos, gratificantes: “Como la emoción que produce ver cómo se van incorporando las innovaciones tecnológicas a los procesos productivos”.

‘Lo más dramático fue vivir en primera persona el atentado de ETA en el rack de Enpetrol’

Y la experiencia más dura vivida 20 años antes. Falcón tiene imágenes muy presentes del atentado de ETA en el rack de Enpetrol (1987) en Tarragona. Fue una noche de pánico y desconcierto. Unas 20.000 personas huyeron de la ciudad en coche o a pie la madrugada del 12 de junio… “Me tocó vivirlo en primera persona, como responsable de la fábrica. Incluso ordené a un colaborador que lo filmara, para tener un documento que pudiéramos analizar en un futuro“. Y apunta también otro momento dramático, afortunadamente también sin víctimas: cuando un barco se empotro en el pantalán. “Un susto enorme, que podía haber desencadenado una tragedia”.

Sin embargo, Falcón quiere subrayar los buenos recuerdos. “Lo principal es la amistad que se genera por el hecho de estar trabajando todos los días con un mismo grupo de personas. Incluso el núcleo duro de los que han colaborado conmigo son gente que empezó en los años setenta”. Falcón contiene la emoción: “Me marcho muy satisfecho del tiempo en el que estado en Ercros”.

Un ejemplo que recuerda con mucho afecto de las relaciones profesionales y de amistad es la que tuvo con Francisco Gabás. “Una persona protagonista de un libro muy popular, Palmeras en la Nieve, que escribió su hija Luz, explicando el pasado de su padre en Guinea Ecuatorial, y del que después se hizo un película”.

Quizá sea la siguiente una de las características laborales en el sector químico: cada empresa ha logrado crear un sentimiento de pertenencia. “Cada compañía logra desarrollar un orgullo muy especial”, por esta razón es un sector en el que la fidelidad a la compañía está muy arraigada. Falcón ha tenido la oportunidad de poder cambiar. Pero “es indudable que cuando trabajas a gusto se hace más difícil dejar el lugar: somos muy fieles a determinadas empresas. En mi caso, me sentía tan a gusto en las cuatro empresas en las que he trabajado, que nunca ha pasado por mi cabeza la opción de marcharme”.

Falcón lamenta que todavía el sector en Tarragona no sea valorado de una forma extensa y unánime. Según él, lo que ocurre es que “todo lo desconocido crea ansiedad. Para valorar nuestro sector se requiere tener un cierto conocimiento de lo que hacemos industrialmente”. Pone un ejemplo, salvando los siglos de por medio. “Fíjese en lo que representaba la alquimia en los albores de nuestra sociedad. En aquella época a sus practicantes se les tomaba por seres esotéricos, fruto todo ello del desconocimiento”.

 

Preocupación por el sector

“En Tarragona tenemos miles de personas que trabajan directa e indirectamente en el sector. Se han realizado muchos esfuerzos por parte de las empresas y de la AEQT: formación con niños, convivir con el riesgo, los ejemplos de todo lo que tenemos en nuestro propio hogar,… Se ha hecho mucho, pero siempre quedará ese sentimiento de no saber del todo lo que hacemos en la química”.

Falcón está preocupado por el futuro del sector. “La economía se ha hecho global, pero en Europa tenemos un déficit competitivo con EE.UU., con el futuro desarrollo del fraking (fracturación hidráulica) allí. Ahora porque tenemos el petróleo en precios muy bajos, pero en el futuro, el diferencial del fraking va a hacer que cambien las cosas”. Además, Falcón considera que “tenemos dos déficits que se han denunciado de forma reiterada: el coste energético y la no facilidad en el movimiento de mercancías en ferrocarril hacia el centro de Europa. Hay que solventar estos dos lastres”.

Vemos que Falcón no pierde su perspectiva de experto en el sector; demasiado reciente su pase a la reserva. Se le acumulan los recuerdos. Y valora especialmente que “como directivo he recibido lecciones de vida y trabajo de mis colaboradores. Siempre me ha gustado estar cerca de ellos, no importándome el nivel. No sé, quizá –eso me dicen – he tenido cierta química con la gente…”