Director de las plantas de producción del negocio de agricultura en Tarragona de BASF

Jordi Salvat
13/01/2022

Licenciado en Ingeniería Técnica Industrial en especialidad Electrónica por la Universidad del País Vasco (1996) y en Ingeniería Automática y Electrónica Industrial por la Universitat Rovira i Virgili (2003), Haritz Ugalde Olascoaga ha tenido la oportunidad de trabajar en muchos puestos diferentes a lo largo de 22 años que forma parte de BASF. Se incorporó al site de la compañía en Tarragona realizando pequeños proyectos en el área de Electricidad e Instrumentación y posteriormente ha ido desempeñando otras responsabilidades. Entre 2012 y 2017 se trasladó en Ludwigshafen (Alemania), donde BASF tiene su central. Desde hace cuatro años, vuelve a estar en Tarragona. Su experiencia se centra fundamentalmente en el ámbito de la operación tanto en la producción como en el área técnica y ha liderado equipos -ingenieros, supervisores, técnicos, operadores- y actualmente coordina un equipo de 250 personas.

«En Alemania se comunica de una manera mucho más directa y distante. Aquí se tiende más a construir relaciones entre personas»

¿Por qué decidió estudiar una ingeniería?

Desde niño he tenido interés en entender cómo funciona el mundo en general. La física me llamaba especialmente la atención y vi en la ingeniería una manera de aplicar los conceptos de la física de una manera práctica.

¿Cómo fue su entrada en el mundo laboral?

Tras unas prácticas iniciales en una pequeña empresa en Alemania, en Reck & Co. Meßtechnik, mi primera experiencia laboral real fue en Volkswagen Navarra S.A en Pamplona. Allí empecé trabajando a turnos como encargado en una parte de línea en la nave de pintura. Entrar en el mundo laboral como responsable de un equipo de 20 personas fue un salto a la piscina. Mirando atrás, hoy haría muchas cosas de otra manera, pero aquella experiencia me sirvió para aprender mucho.

Hace 22 años entró a trabajar en BASF. ¿Cómo fue este cambio?

Fue un gran cambio en todos los sentidos tanto en lo profesional como en lo personal. En BASF empecé a trabajar como Ingeniero de Automatización realizando pequeños proyectos en el área de Electricidad e Instrumentación. Esta experiencia me sirvió para verle las “tripas” a los sistemas de automatización y sistemas de seguridad de la industria química. Una buena manera de entender cómo funcionan las plantas químicas, por dentro. El trasladarme a Tarragona también implicó un cambio de vida y me permitió seguir estudiando en la URV completando los estudios de segundo ciclo de Ingeniería en Automática y Electrónica Industrial.

¿Cómo ha sido su evolución profesional en el site de BASF en Tarragona?

Después de una primera etapa de dos años haciendo proyectos de automatización, en 2001 tuve la oportunidad de unirme al equipo de Ingeniería de Planta de Deshidrogenación de Propano que estaba en fase de construcción. Califico aquella experiencia de única, ya que los que participamos en ella tuvimos la oportunidad de ver todo el proceso de montaje y puesta en marcha de una planta con una tecnología que en aquella época no existía en Europa. Al comienzo hubo problemas técnicos que pudimos ir solventando, a la vez que sirvió para aprender mucho y crecer como equipo. Del 2001 al 2012 ocupe diferentes roles como ingeniero de Automatización, responsable de Mantenimiento, responsable de Paradas dentro de la misma planta de Deshidrogenación de Propano.

En 2012 inicia una nueva etapa profesional en Ludwigshafen. ¿Cómo se gestó este cambio?

En puestos de cierta responsabilidad, BASF valora positivamente haber tenido una experiencia en otros centros de producción en otros países y, por ello promueve el intercambio internacional. Muchas veces no suele ser fácil combinar la parte familiar y la profesional para poder realizar una estancia en otro país, pero en nuestro caso tenemos la suerte de que tanto mi mujer como yo trabajamos en BASF y nos propusieron el cambio de trasladarnos por un periodo de 4 años a Ludwigshafen. Asumimos el reto aun sabiendo que la vuelta a Tarragona podría ser complicada, ya que es más fácil encontrar huecos en un Site como Ludwigshafen donde trabajan 30.000 trabajadores, que en Tarragona con alrededor de 800. Al final permanecimos 5 años y valoramos la experiencia muy positivamente, tanto en lo profesional como en lo personal.

En su etapa de estudiante ya había estado en este país.

Sí no era la primera estancia en Alemania. Los años 1996-1997 como parte del programa ERASMUS realicé mi proyecto final de carrea y posteriormente unas prácticas ya comentadas con anterioridad. Aquella estancia me sirvió para aprender el idioma alemán, cosa que después me ha sido útil en el ámbito profesional.

«Las plantas vivirán una gran transformación con inversiones para adaptarnos a nuevos productos»

¿Qué valoración hace de los cinco años en la sede central de BASF en Alemania?

Tal como he comentado la valoración fue muy positiva. No todo fue fácil, ya que al principio tenía la sensación de despojarme del reconocimiento que ya disponía en Tarragona y volver a empezar de cero. Sin embargo, pronto te das cuenta de que toda la experiencia acumulada en Tarragona sigue siendo perfectamente válida y poco a poco vuelves a ganar el reconocimiento y la confianza de tu entorno allí. También me sirvió para entablar contacto con personas que ocupan en la sede central un rol relevante para BASF en Tarragona. A mí me resultó un gran aprendizaje en lo profesional y en lo personal.

¿Qué diferencias hay entre trabajar en Catalunya i en Alemania?

Las metodologías de trabajo son muy similares. Las mayores diferencias vienen en lo referente a las diferencias culturales y al principio puede haber malentendidos y cierta frustración. Con el tiempo vas fijándote cómo interactúan en el mundo laboral, vas entendiendo las diferencias y te adaptas. En general en Alemania se comunica de una manera mucho más directa y distante. Aquí se tiende más a construir relaciones entre personas. En un ámbito más distendido, lo que de verdad me costó acostumbrarme es a que la pausa de la comida empezará a las 11:30 de la mañana (sonríe).

Y en 2017 vuelve a Tarragona.

Sí, en marzo del 2017 tuve la oportunidad de volver a Tarragona como responsable de los Servicios Centrales de Mantenimiento y Construcción. La experiencia de 5 años viviendo y trabajando en Alemania fue muy positiva. Aun así, nos sentimos muy afortunados de haber vuelto a Tarragona, ya que considero que trabajamos y vivimos en un entorno privilegiado.

¿Cómo ve su futuro en BASF?

Desde el año pasado he asumido la responsabilidad de las plantas de producción del negocio de agricultura. Estoy realmente contento de haber asumido esta responsabilidad y disfruto y aprendo cada día en mi nuevo rol. En nuestras plantas productivas se nos presenta un gran reto en los próximos 5 años. Las plantas vivirán una gran transformación con inversiones para adaptarnos a nuevos productos y a la vez se nos pedirá seguir trabajando y mejorando nuestra eficiencia y competitividad. Veo un futuro ilusionante y con grandes retos.

¿El Covid-19 ha afectado mucho en el día a día de su trabajo?

Sí ha habido cambios, tanto en la manera de trabajar, como en todas las medidas de seguridad adicionales que hemos tenido de implantar en el site para poder trabajar de una manera segura. En el área productiva el trabajo sigue siendo muy presencial, sin embargo, el uso de herramientas digitales para comunicarnos a crecido exponencialmente.

¿Cómo ve el futuro del polígono químico de Tarragona en un contexto globalizado como el actual?

Pienso que el polígono químico en Tarragona ha sabido adaptarse en los últimos años para buscar las fortalezas y la gran oportunidad que tenemos por la concentración de industria química en nuestro territorio. También veo que la transformación que viviremos en los próximos 15-30 años de cara a realizar un proyecto sostenible va más allá de lo que nos podamos imaginar. Por ahora simplemente estamos echando andar con temas como el Hidrógeno Verde pero la transformación tendrá que ir más allá. El futuro será sostenible, o no será.

«Intento rodearme de gente involucrada, que cree en lo que hace y que lo que hace, lo hace con pasión»

Usted ha liderado equipos muy amplios. ¿Cuál cree es la clave para conseguir buenos resultados?

No me siento dueño de ninguna clave o fórmula básica para conseguir buenos resultados. Intento rodearme de gente involucrada, que cree en lo que hace y que lo que hace, lo hace con pasión. He tenido suerte de encontrar personas así en mi entorno y me siento afortunado por ello. Por mi parte siempre lo que intento es escuchar atentamente lo que dicen e intentar entenderles en profundidad.

¿Qué consejo o recomendación le daría a una persona que ahora asuma un cargo parecido al suyo en la industria química?

Que se apoye en la gente que tenga en su equipo, que siempre les escuche atentamente y que nunca pierda la curiosidad. Las personas de tu entorno tienen muchas de las repuestas, se trata de hacer las preguntas adecuadas.

Tiene dos hijos. ¿Cómo es la conciliación entre el trabajo y la familia en un puesto cómo el que ocupa? ¿Y un traslado a otro país?

En nuestro caso tenemos dos niñas, y tal como he comentado tanto mi mujer como yo trabajamos. Ha habido momentos en los que la conciliación familiar no ha sido posible (por ejemplo, paradas, puestas en marcha proyectos, etc..). En esos casos, a veces mi mujer otras yo, hemos tenido que asumir más el peso del cuidado de las niñas. En general nos toca hacer malabares, como la mayoría de los padres. En cuanto el traslado a otro país, tal como comenté, tenemos la suerte de trabajar los dos en BASF, y así la conciliación fue posible.

Tarragona, el mayor centro de BASF en el sur de Europa

BASF Tarragona, situado en la Canonja, es uno de los principales centros de producción de la compañía. En un área de más de 100 hectáreas, alberga cuatro plantas de producción operadas por BASF, una joint venture con SONATRACH y cinco plantas de empresas terceras. El centro dispone, adicionalmente, de un parque de tanques y de un atraque en el puerto de Tarragona. BASF Tarragona se ha convertido desde su inauguración en 1969, en el mayor centro de la compañía en el sur de Europa, con la puesta en marcha en 1987 de las plantas de confección de plásticos, plastificantes y poliestireno y, a finales de los años 90, el refuerzo de su producción en Tarragona con las plantas de tratamiento biológico, catalizadores y fitosanitarios, entre otras. Actualmente, BASF cuenta con 700 empleados en su centro de producción de Tarragona.